Perdedores muy ganadores

 


El pasado domingo Dominic Thiem se convertía en el primer jugador ATP nacido en los años 90 en levantar un trofeo del Grand Slam. Era su cuarto intento en una final de este calibre y la primera en la que partía como favorito, ya que en las otras tres disputadas, dos fueron en Roland Garros contra Nadal y una en Australia contra Djokovic. 

La final de este domingo, hablando puramente de calidad tenística, fue su peor actuación de las cuatro que ha disputado. El austriaco comenzó muy errático y visiblemente tenso, situación que Zverev aprovechó a la perfección para hacerse con los dos primeros sets y contar con break arriba en el tercero, diferencia que a estos niveles es casi una sentencia de muerte. 

Sin embargo el número tres mundial siguió creyendo en sus posibilidades, esperando un bajón del alemán que le diese la oportunidad de agarrarse al partido. Dicha oportunidad llegó, y el partido pasó de ser un monólogo del tenista germánico a una batalla mental de más corazón que calidad. 

El miedo a ganar juega muchas veces peores pasadas que el miedo a perder y Zverev acabó pagando caro la inmensa cantidad de oportunidades para cerrar el partido que desperdició. 

Thiem ganó más por convicción que por juego, rompiendo la barrera que a tantos cuesta superar y que algunos nunca llegan a franquear aunque tengan condiciones para ello. El fracaso es el camino del éxito dicen algunos, y hemos de decir que en el circuito profesional, jugadores que dominaron en algún momento sus épocas empezaron de la misma manera que el tenista centroeuropeo. Veremos si este punto de inflexión hace que Dominic Thiem se una a esa lista o no.





IVAN LENDL. 4 FINALES PERDIDAS ANTES DE SU PRIMER GRANDE. 8GS

Quizás el caso de Lendl sea el más llamativo de esta lista. El tenista checo, que posteriormente se nacionalizaría americano, perdió sus cuatro primeras finales de Grand Slam de su carrera. 

Lendl estaba destinado a ser el recambio generacional de los Connors, Borg o McEnroe. Tenía una potencia en sus golpes inusitada y una capacidad física notable. Metódico hasta la médula, el tenista nacido en Ostrava vivía por y para ganar, sin importarle siquiera lo que la gente pensaba de su carácter cerrado y huraño. Esta mentalidad en la que ganar lo era todo para él le jugó malas pasadas en sus inicios, ya que la presión a la que se sometía le hacía bloquearse en los momentos finales de los grandes torneos. 

Tras los varapalos que sufrió en Roland Garros ante Borg, en Australia ante Wilander y por dos veces en Nueva York ante Connors, la prensa le tildó de jugador perdedor, incapaz de superar la presión a la que un verdadero campeón debía estar sometido.

Su punto de inflexión llegó en París en junio del 84, en una situación completamente distinta a la de Thiem el domingo, ya que Lendl no partía como favorito al enfrentarse al americano John McEnroe, número uno del mundo y que ese año perdería solo tres partido en toda la temporada.

El partido fue una batalla mental, eso sí, y Lendl consiguió dar la vuelta a un partido que tenía perdido. Con dos sets abajo y con la sensación de todo el público que su quinta derrota consecutiva se acercaba, el jugador checo consiguió sacar a McEnroe de sus casillas, y acabó por levantar la copa de los mosqueteros gracias a un ajustadísimo 7/5 en el quinto set. 

Lendl pasó de ser un buen jugador con fama de perdedor a dominar el circuito con mano de hierro. A ese GS le siguieron siete más y la friolera de 270 semanas al frente de la ATP. 


ANDRE AGASSI. 3 FINALES PERDIDAS ANTES DE SU PRIMER GRANDE. 8GS

La historia de Agassi comenzó de la misma manera, si bien su carácter en poco se asemejaba al de Lendl. El jugador de Las Vegas era la sensación de finales de los 80. Su estilo rebelde, carisma con la prensa y un esquema de juego potentísimo y revolucionario hacían del americano el favorito de la mayoría para tomar el relevo de los Lendl, Becker y Edberg. Con apenas 18 años ya había jugado las semis en Roland Garros y el US Open y se había posicionado en el top 3 de la ATP. Cuando su primera gran oportunidad llegó, en la final parisina de 1990, pocos dudaban de que ese torneo sería el primero de una larga serie.

Agassi se enfrentaba a Andrés Gómez, un jugador veterano de gran nivel, pero que a sus 30 años jugaría también su primera final grande. Las apuestas daban como clarísimo favorito a Agassi y dejaban poco espacio en las portadas al tenista ecuatoriano. Sin embargo Agassi se vio sorprendido por la solidez de su adversario y dejó escapar un Grand Slam que todos ponían en sus vitrinas.

La segunda oportunidad fue más de lo mismo. Agassi llegaba a la final de Nueva York de nuevo como favorito, ya que se enfrentaba a un jugador todavía más joven que él y que nunca había coqueteado con las rondas finales de un grande. su nombre era Pete Sampras. Agassi fue barrido de la pista de nuevo y Sampras comenzó a forjar su leyenda en aquel septiembre de 1990.

La tercera le enfrentaría a Jim Courier un año más tarde y de nuevo en París. La final fue una batalla física y mental, con la presión añadida de que ambos jugadores eran entrenados por el mismo entrenador, el gurú Nick Bolletieri. Agassi estuvo a un solo set de la victoria, pero Courier remontó y también se coronaría campeón de Grand Slam antes que él. Tres finales, tres decepciones.

Su punto de inflexión fue sorprendentemente en el grande que menos se adaptaba a sus características. Agassi llegó por sorpresa a la final de Wimbledon de 1992 con la sensación de que por primera vez no era el gran favorito para levantar el trofeo. Enfrente tenía al gigante Goran Ivanisevic, jugador de su misma generación pero con mejores resultados sobre el verde. Cuando menos se esperaba, el americano, esta vez sí, se llevó el trofeo a Las Vegas en otro partido de infarto a cinco sets.

Después de ese Wimbledon llegarían otros siete y 101 semanas al frente de la clasificación ATP.




ANDY MURRAY. 4 FINALES PERDIDAS ANTES DE SU PRIMER GRANDE. 3 GS

En esta lista podríamos también incluir al escocés. Quizás sus números sean menos notorios que los de Agassi o Lendl, pero lo que deja poca discusión es que su generación era la más fuerte con diferencia para conseguir dichos títulos.

Murray ha vivido su carrera a la sombra de tres monstruos y aún así ha sido capaz de acaparar un palmarés impensable para la gran mayoría. Sus cuatro primeras finales fueron fallidas. Federer le privó del título en Nueva York en el 2008, en Melbourne en el 2010 y en Londres en 2012 y Djokovic hizo lo propio en el Open Australia de 2011. 

Su primer gran torneo no fue curiosamente un Grand Slam, sino la medalla de oro olímpica de Londres 2012, un título que le mostró que podía competir contra cualquiera y ganar incluso en las más altas instancias. 

Ese título abrió la lata y en el siguiente grande disputado, el de Estados Unidos de ese mismo año, Murray dejó su cuenta fatídica en cuatro y venció a Djokovic en cinco sets para levantar su primer grande. 

Dos más se sumarían en los años siguientes, ambos en la hierba de Wimbledon, unas victorias que cerraban ochenta años de maldición británica de no ver a uno de los suyos triunfar en casa.

Problemas de cadera le alejaron de la élite, pero a día de hoy sigue siendo el único jugador desde 2004 en haber arrebatado el trono ATP al trío infernal Federer-Nadal-Djokovic.




LINKS 

Lendl McEnroe RG 84 Highlights

Agassi vs Ivanisevic WB 92

Murray vs Djokovic US Open 2012




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