Pancho Gonzales. El campeón olvidado
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Todas las personas que estarán leyendo estas líneas conocerán las hazañas de Nadal o Borg en Roland Garros, las de Federer o Sampras en Wimbledon o las de Djokovic o Agassi en Australia. Los grandes torneos regalan grandes partidos, grandes nombres y dejan grandes recuerdos. Sin embargo, hubo una época en la que los Grand Slams eran menos grandes, ya que muchos de los jugadores punteros del momento no podían inscribirse.
Los seis jugadores nombrados anteriormente, fuertes candidatos al título de mejor jugador de la historia, coleccionan 89 grandes. Si sumásemos a dicha lista al protagonista de hoy, la cifra se elevaría solo a 91, pero pocos expertos discutirían la conveniencia de añadir dicho nombre.
Durante los años cincuenta y sesenta, el mundo del tenis vivía una época marcada por la división entre el circuito amateur y el profesional. Los torneos del Grand Slam, los más antiguos y prestigiosos, estaban reservados a jugadores amateur, por lo que cualquier jugador que se declarara profesional y recibiera dinero por jugar quedaba excluído automáticamente. El circuito profesional de aquellos años daba la posibilidad de firmar jugosos contratos económicos a los mejores jugadores amateur del momento, los cuales veían con buenos ojos el incorporarse al circuito pro a pesar de tener que renunciar a los Grand Slams.
El final de los años 40 vio nacer una nueva estrella en el circuito amateur. Un grandullón americano de padres mexicanos había ganado las dos últimas ediciones del US National Single Championships (El antiguo US Open), derrotando en la última final a Ted Schoeder, número uno amateur del mundo. Su nombre era Ricardo González, pero pasaría a la historia de nuestro deporte como Pancho Gonzales.
El circuito profesional se apresuró a contratarlo, sabiendo del potencial de la joven promesa. Eran los años de dominación de Jack Kramer y Pancho Segura, dos jugadores que habían dado el salto desde amateur unos años antes y estaban destinados a dominar el circuito profesional en los años siguientes.
La adaptación de Gonzales al circuito profesional no fue fácil. En su primer año Kramer le batió con regularidad, lo que hizo que el carácter del californiano, poco acostumbrado a perder en el circuito amateur, cambiara radicalmente. Kramer escribió en su biografía que Gonzales cambió su naturaleza por completo tras ese año. Un jugador afable y abierto que se volvió solitario y arrogante, con ningún cuidado de sí mismo o de los demás. Su dieta pre partido consistía en hamburguesas, perritos calientes y litros de cocacola. Era un fumador empedernido.
Durante los dos siguientes años Gonzales jugó de manera intermitente, declarándose ausente en muchos de los torneos importantes. A pesar de ello, consiguió alzarse con su primer número uno a final de temporada en 1952, empatado con Segura. Sería el primero de ocho entorchados.
La igualdad entre Kramer, Segura y Gonzales se rompió a partir de 1954. Kramer, retirado a causa de sus problemas físicos, se convirtió en promotor del circuito y Segura, siete años mayor que Gonzales, comenzó a bajar sus prestaciones. El californiano gobernó con mano de hierro el circuito profesional durante los siguientes siete años. Jugadores con múltiples títulos de Grand Slam como amateurs no hicieron más que doblegarse ante el juego agresivo de saque y volea del jugador americano. Kramer, el nuevo capo del circuito, contrató entre otros a Frank Sedgman, Lew Hoad y Tony Trabert, que sumaban catorce grandes en el circuito amateur. Ninguno pudo arrebatarle el número uno a Pancho Gonzales. Ken Rosewall, seis años menor que el americano y nueva sensación del momento, acabó con la tiranía en 1961.
Una vez perdido el trono del circuito profesional, Gonzales volvió al semirretiro, combinando algunas apariciones en torneos con largos periodos fuera del circuito. Sin embargo, el inicio de la era abierta en 1968, que abolió el veto de los torneos del Grand Slam a los profesionales, llamó la atención del entonces cuarentañero y semirretirado californiano.
Fue una época en la que Pancho Gonzales no ganó la cantidad de torneos que había ganado quince años atrás, pero que acabó de darle el empujón al mito del jugador americano.
Gonzales, con cuarenta años, derrotó en Roland Garros a Roy Emerson, campeón vigente y ganador de doce majors. En el Us Open mandó para casa a Tony Roche, cabeza de serie número dos del torneo. Con cuarenta y uno, en 1969, ganó el partido más largo de la historia de Wimbledon hasta 2010, de cinco horas y doce minutos, contra el puertorriqueño Charlie Passarell, dieciseis años menor que Gonzales. El americano levantó siete bolas de partido.
A los cuarenta y dos, en 1970, derrotó a Rod Laver, que había ganado los cuatro grandes el año anterior, en un partido bonificado con 10.000 dólares, celebrado en el Madison Square Garden de Nueva York. En 1972, a tres meses de cumplir 44 años, ganaba su último torneo en el circuito, siendo hasta día de hoy, el más veterano en haberlo conseguido.
Por desgracia, su vida personal no estuvo a la altura de su talento. Su difícil carácter le hizo tener problemas con la mayoría de sus compañeros y rivales. Se casó seis veces y tuvo nueve hijos. Trabajó como responsable de la escuela de tenis de Caesar´s Palace en Las Vegas, pero fue despedido por sus continuas faltas de disciplina. Comentarista de tenis para la cadena ABC, pasó sin pena ni gloria.
La última de sus seis mujeres fue Rita Agassi, hermana mayor de André. Su relación, como todas las demás, fue tormentosa. Gonzales fue contratado como entrenador de la joven promesa, sin embargo las continuas discusiones entre Pancho y Mike Agassi, el padre de Rita y André, fueron continuas. Apenas cumplidos los veinte años, la joven jugadora se mudó a vivir con su entrenador, más de treinta años mayor que ella. Cuenta la leyenda que Mike Agassi odiaba tanto a Gonzales que incluso llegó a pensar en acabar con su vida.
Jack Kramer aseguraba que Gonzales nunca pareció llevarse bien con ninguna de sus mujeres, sin embargo eso no le impedía seguir casándose una y otra vez. Pancho Segura decía que lo más amable que salía de la boca del californiano cuando hablaba con una de sus mujeres era un cállate la boca.
Gonzales murió de cáncer en 1995. Sin prácticamente amigos ni familia alrededor. Completamente arruinado. André Agassi cubrió los costes de su funeral.
Nunca nadie, ni antes ni desde entonces, dominó durante tanto tiempo seguido el circuito. Si discutiésemos sobre los mejores jugadores de cada década, pocas tendrían la respuesta tan clara como la década de los cincuenta. Su superioridad flagrante hizo incluso que se intentasen cambios en las reglas para lastrar sus armas. En su época no se podía saltar al sacar, lo que de por sí era una desventaja para un bombardero de su talla. A pesar de ello, Gonzales dominaba a su antojo, por lo que el circuito profesional prohibió en algunos torneos el saque-red para evitar que Pancho sacará demasiada ventaja. Su servicio se considero durante años irrompible. Su juego en la red sublime.
LINKS:
Gonzales vs Pasarell - Wimbledon 1969
Film about Pancho Gonzales
Laver - Gonzales higlights
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